Cuba

Me asomé a un país mitificado por la alegría de sus calles y la cercanía de la gente pero descubrí un dominio vencido a la súplica y pillerío como métodos de vida. Cuba, paradójica y contradictoria, deslumbra, no obstante, por su colorido y gracia.

Los días en la capital de Cuba pasan despacio al sol del Caribe, pero se amenizan con la esencia de las callejuelas de La Habana Vieja. La disparidad de las posibilidades y términos de vida de los habitantes lesiona la conciencia a pesar de la aparente felicidad de los que menos tienen, que no parecen atender a los deberes que impone el tiempo.

El país está dormido en una dimensión pretérita, pero el romanticismo de los coches antiguos y las callejuelas se desvanece con el constante empeño en la picardía de sus habitantes. Sin embargo, se respira despacio y los laberintos de truhanes acaban difuminándose en el trajín de las visitas.

La capital engalanaba, en ese tiempo, las fachadas de los edificios más ilustres persiguiendo reconocer su identidad en el adorno de la envoltura.

Santiago de Cuba, La Habana, Camagüey, Trinidad, Viñales, Cienfuegos, Santa Clara, Sancti Spiritus y Bayamo en mi cámara. 
Cuba, un recorrido
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Cuba, un recorrido

Un viaje por Cuba a través de la fotografía

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